Epilepsia

¿Qué es la epilepsia?

La epilepsia es una enfermedad neurológica que produce, de forma imprevisible, breves perturbaciones en las funciones bioeléctricas de una zona concreta del cerebro. La función cerebral normal se produce mediante la propagación de millones de cargas eléctricas por todo el cuerpo. Cuando una persona sufre epilepsia, este patrón normal puede ser interrumpido por ráfagas intermitentes de energía eléctrica que son mucho más intensas de lo habitual y que pueden provocar cortocircuitos. Estos cambios físicos se conocen como crisis epilépticas, y pueden afectar a la consciencia y los movimientos del individuo.

Los brotes inusuales de energía pueden ser crisis parciales (en una sola área del cerebro), o generalizadas. Y no se inicia la función normal del cerebro hasta que las crisis se atenúan. Estas condiciones pueden venir de nacimiento o desarrollarse posteriormente debido a lesiones en el cerebro.

La epilepsia se diagnostica cuando las crisis epilépticas se suceden de forma espontánea e imprevisible, o cuando no se puede demostrar una lesión en el cerebro. Cuando una persona tiene dos o más crisis epilépticas no provocadas, se considera que sufre epilepsia.

Hay el mito de que se trata de una enfermedad psiquiátrica pero se ha confirmado que es una enfermedad neurológica. Se habla, a nivel de España, de un nivel de afectación alrededor del 1% de la población. Igualmente, estudios americanos hablan de entre el 3% y el 4%.

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Causas y Origen

Las causas de la epilepsia son múltiples y variadas. Hay causas genéticas (como puede ser una proteína anómala), de daño durante el parto (falta de oxígeno en el cerebro), de traumatismo cráneo-encefálico, de tumor cerebral, de enfermedad degenerativa o demencia, etc. Alrededor de la mitad de los pacientes con epilepsia no tienen una causa específica.

La epilepsia puede venir de nacimiento, pero es más probable que sea adquirida a lo largo de la vida e, igualmente, en estos casos suele ser más traumática.

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Diagnóstico de la Epilepsia

El diagnóstico de la epilepsia se realiza conforme se van repitiendo las crisis a lo largo de la vida. Se pide información al paciente y a los acompañantes que han presenciado sus crisis. Esta es la principal herramienta del médico en el diagnóstico de la epilepsia; en este sentido, tan importante es el aspecto que muestran las crisis como las circunstancias previas a las mismas.

Otras herramientas básicas para su diagnóstico son el Electro Encefalo-Grama (EEG), la Tomografía Computerizada (TAC) y la Resonancia Magnética cerebral (RM). El electroencefalograma se trata de un equipo que registra las descargas eléctricas mediante cables que pueden mostrar patrones específicos ayudando al diagnóstico de la epilepsia. Los métodos basados en imagen como el TAC o la resonancia magnética se pueden utilizar para buscar cualquier tipo de lesión que causen las crisis.

Tanto neurólogos como neurólogos pediatras, pediatras, neurocirujanos, internistas o médicos de familia pueden ayudar a tratar la epilepsia. La asistencia para personas con crisis difíciles de controlar se puede encontrar en grandes centros médicos y clínicas neurológicas.

Es importante un diagnóstico desde el primer momento en que aparecen los síntomas. Por ejemplo, en personas que sufren ausencias, detectarlas y tratarlas para que no acaben con crisis más graves.

Tipos de crisis

Hay muchos tipos de crisis que puede sufrir un enfermo de epilepsia y estos serían los principales tipos:

  • Crisis parciales
    Crisis en las que la actividad bioeléctrica anormal está limitada a una zona específica. Dependiendo de la zona donde se inicie la crisis se producirán síntomas diferentes, debido a la diferente función de cada una.
  • Ausencias
    Crisis en las que el paciente queda semiconsciente durante unos segundos (con la mirada fija) y vuelve posteriormente a la normalidad.
  • Crisis generales atónicas
    Crisis en las que se produce una pérdida brusca del tono muscular. En estas crisis se pueden producir cabezadas, pérdidas de postura o, incluso, un colapso repentino.
  • Crisis generales mioclónicas
    Crisis en las que el paciente, estando inconsciente, sufre de contracciones rápidas y breves de los músculos corporales, generalmente a ambos lados.
  • Crisis generales tónico-clónicas
    Crisis en las que el paciente, estando inconsciente, sufre de rigidez (contracción) en las extremidades y la cara seguida de sacudidas (relajación)... Estas crisis pueden provocar caídas bruscas, mordidas de lengua, o relajación de esfínteres. Son las crisis más aparatosas, pero los fármacos actuales suelen ser eficaces para controlarlas.

En algunas de las crisis más agudas, el enfermo queda inconsciente durante unos minutos y no se le debe molestar.

Se pueden dar 2 o más tipos de crisis en el mismo paciente.

¿Cómo actuar?

En caso de encontrar a una persona que sufra un ataque epiléptico, es importante seguir unos pasos claros y sencillos:

· Para empezar, hay que mantener la calma, ya que una vez empieza una crisis ya no se puede parar

· Hay que dejar espacio alrededor del enfermo y apartar los posibles objetos peligrosos

· Igualmente, es importante poner a la persona de lado, por si debe sacar algo por la boca para que no se ahogue

· En caso de que la crisis dure más de 5 minutos, hay que avisar a un médico o a urgencias (112)

· Finalmente, cuando acabe la crisis, hay que comprobar que la persona está bien y permitir que descanse, porque después de algunas crisis de epilepsia pueden quedar inconscientes durante unos minutos

Crisi epilepsia

Tratamientos

El tratamiento de la epilepsia se realiza, principalmente, a base de fármacos. Alrededor del 70% de los casos se pueden controlar completamente con fármacos. Eso significa que tomando adecuadamente estos fármacos los pacientes no sufren crisis. El tratamiento suele empezar con un solo fármaco en dosis bajas y va aumentando progresivamente la dosis, incluso combinando diferentes fármacos, hasta alcanzar la máxima eficacia.

Pero el 30% de los casos son fármaco-resistentes, y a estos pacientes hay que hacerles pruebas complementarias y estudios más complejos con la ayuda de neuropsicólogos y psiquiatras. Estas pruebas diagnósticas sirven para localizar mejor el foco epiléptico para seleccionar un tratamiento más específico.

Igualmente, el estilo de vida del paciente es un factor esencial para el control de la enfermedad. Diferentes factores como la toma regular de la medicación, el horario regular del sueño, evitar situaciones de estrés o llevar una alimentación sana pueden ayudar a mantener esta enfermedad bajo control.

Por otro lado, la cirugía es el tratamiento más efectivo en los casos de epilepsia refractaria en los que los pacientes no responden a la medicación. Este tratamiento se puede realizar después de un riguroso estudio pre-quirúrgico para saber donde está localizado el foco y si este es operable.

Hay otros tratamientos paliativos, que no controlan las crisis epilépticas completamente pero ayudan a reducirlas en intensidad o frecuencia, como son el estimulador vagal o la dieta cetogénica. Por un lado, el estimulador es un dispositivo que se implanta en el cuerpo del paciente electroestimulando periódicamente el nervio vago. Por otro lado, la dieta cetogénica es una dieta estricta basada en alimentos ricos en grasas y bajos en carbohidratos, proteínas y calorías que ayudan a reducir el número de crisis.

Otros aspectos que pueden incidir positivamente en los afectados por epilepsia son el deporte, la meditación y el yoga.

Hay mucha investigación en este aspecto.

Epilepsia y Sociedad

Si están controladas las crisis epilépticas, se puede llevar una vida profesional y privada bastante normal.

Algunos personajes famosos han sufrido de epilepsia y han podido desarrollar una actividad profesional reconocida. Ejemplos de esto son: Alejandro Magno, Julio Cesar, Isaac Newton, Napoleón, Feodor Dostoievsky, Alfred Nobel y Albert Einstein.

El 30% de pacientes de epilepsia, que son fármaco-resistentes, son personas que con el tiempo acaban presentando problemas de integración social. Son personas que tienen un menor alcance social, se casan menos, tienen unos ingresos menores, y todo ello hace que vivan mas aislados de la sociedad. Muchas veces son personas que no pueden realizar muchas actividades como son bañarse en el mar o conducir un coche.

Por ello, es importante dar soporte psicológico a estas personas para que puedan tener una moral más elevada y que los efectos de la enfermedad sean menores.